Habla la ciencia
Científicos descartan una relación directa entre El Niño y las inundaciones
Climatólogos afirman que el fenómeno, originado en el Océano Pacífico, no logra desarrollarse y que en el Atlántico las temperaturas del agua se elevan. El tiempo inestable se mantendrá hasta el próximo fin de semana y luego se tomará una pausa hasta abril.
Domingo, 13 de enero de 2019
En la noche del pasado martes 8 de enero, en poco menos de media hora (entre las 20 y 20:30) cayeron 74 milímetros (mm) de agua en Corrientes. Sobre la ciudad se desató un temporal con muy pocos precedentes que en minutos generó un sinnúmero de inconvenientes. Calles y barrios anegados, cortes en el servicio de energía eléctrica, árboles caídos y quizás la pérdida más simbólica de los últimos tiempos: una de las dos pérgolas de la Punta San Sebastián se desmoronó por completo.
Estos problemas fueron sólo la antesala de lo que vendría horas más tarde: nuevas precipitaciones, barrios y parajes inundados en Capital y el interior, y más de 2.500 personas evacuadas y autoevcuadas.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ubicó a Paso de Los Libres en el primer puesto de las ciudades que más precipitaciones registraron en los primeros 10 días del año. En total, 335 mm de agua caída y como consecuencia directa el arroyo La Despedida desbordó y se cobró la vida de tres personas en 48 horas.
Parece que una vez más el clima se había ensañado con la provincia, sin embargo no fue el único distrito del país y de Sudamérica que sufrió las inclemencias. También fueron afectados el Norte de Santa Fe, Sudeste de Santiago del Estero, Nordeste de Entre Ríos y el Noroeste de Uruguay.
Se trató de un fenómeno localizado que afectó principalmente el Litoral argentino y sus zonas aledañas. En muchos medios de comunicación se le atribuyó el fenómeno de manera directa a la Corriente de El Niño, sin embargo los climatólogos disienten con estas versiones y barajan varias hipótesis, pero información que manejan con certeza es que no guarda relación.
Calentamiento del Océano Atlántico
El experto en Agroclimatología y colaborador del Ministerio de Producción de Corrientes, Eduardo Sierra, analizó el caso junto con época y señaló que las precipitaciones se debieron a una serie de fenómenos combinados. Dentro de su estudio se preocupó por señalar que el principal desencadenante fue el calentamiento de las aguas del Océano Atlántico Sur, sobre las costas de Uruguay y Brasil, debido a un fenómeno conocido como la Oscilación Multidecadal del Atlántico (OMA).
Se trata de un período de 60 años en el que la temperatura de las aguas varían de frías a cálidas. “En 1995 comenzó una fase de calentamiento del Océano Atlántico tras 30 años de una etapa fría. En Corrientes empieza a manifestarse desde 2008 y en coincidencia las precipitaciones se incrementaron”, detalló el especialista.
“Es un ciclo normal del Atlántico, por lo tanto en 2025 podría iniciarse paulatinamente una fase fría y finalmente en 2030 terminarían las inundaciones en Corrientes”, precisó.
En los últimos meses, los radares detectaron altas temperaturas en las costas del Atlántico Sur cercanas a Argentina y Brasil. Entonces, en ese sector las aguas se evaporaron y produjeron las intensas precipitaciones.
“El hecho de que las lluvias fueron localizadas es un prueba cabal de que corresponde al fenómeno de OMA. En cambio, cuando las inundaciones se producen en toda el área cultivable de Argentina se relaciona con El Niño”, añadió Sierra sobre los orígenes de las inclemencias.
Otros de los factores a los que apuntó son la radiación solar, la humedad del suelo mesopotámico (evita que el agua se absorbida rápidamente), el desplazamiento del eje terrestre y otros hechos parcialmente investigados.
Un Niño tardío
Si bien Sierra no descartó la influencia de El Niño en las lluvias de la zona, aclaró que el fenómeno se encuentra en una etapa muy débil y que durante diciembre la temperatura del Océano Pacífico descendió. “El agua nunca llegó a calentarse lo suficiente pero tuvo un pico en noviembre. De todas maneras se mantienen altas”, dijo.
“La atmósfera aún no está respondiendo al calentamiento del océano por lo que las condiciones necesarias para que se produzca el evento no están dadas”, argumenta un informe del SMN.
Climatólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del SMN coincidieron esta semana en que las inundaciones no fueron causadas por El Niño porque el ciclo no comenzó y no se alteró la circulación atmosférica.
El informe de de enero advierte que en el trimestre enero-febrero-marzo (EFM) 2019 hay 86% de probabilidad que se establezca una fase Niño. “En caso de que esto suceda, estaríamos ante un Niño tardío”, sintetiza el trabajo.
El meteorólogo Christian Garavaglia aseguró que las lluvias están relacionadas con una variabilidad del frente climático propio de la época del año.
Por su parte, Carolina Vera, investigadora en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, dijo que desde fines de diciembre la influencia de la variabilidad climática semanal del Pacífico tropical Oeste favorece las precipitaciones del Nordeste argentino. “Los pronósticos experimentales indican que esta influencia debería debilitarse en una semana”, concluyó.
Pronóstico extendido
El Agroclimatólogo adelantó que después del 19 de enero el tiempo continuará inestable, pero sin fenómenos extremos. Bajo esta línea, Sierra contó que “en abril pude reiniciarse un período de intensas precipitaciones”.
Durante los próximos días continuará produciéndose la racha de de mal tiempo con riesgo de vientos y aguaceros torrenciales. “Recién el viernes 18 entrará una masa de aire frío que limpiará la atmósfera, dando un pausa a las lluvias”, describió al concluir un informe para la provincia.
¿Qué es El Niño?
La Corriente de El Niño es un fenómeno climático que ocurre en un período de tres a cinco años en América y está relacionado a un acceso de las temperaturas en el Océano Pacífico en las costas de el Sur del continente.
Pescadores peruanos descubrieron que las aguas costeras del país se volvían más cálidas y relacionado con ello se producían intensas lluvias, los peces desaparecían y la vegetación crecía en suelos áridos. También notaron que estos cambios en el clima ocurrían en la época de Navidad, y por eso lo bautizaron con el nombre “El Niño” (por el nacimiento de Jesús).
Luego de años de investigación científica, en 1957 la Organización de la Naciones Unidas (ONU) decidió estudiar el comportamiento de la atmósfera y los océanos por
medio de boyas instaladas en el Pacífico.
Así fue como descubrieron que el efecto de El Niño tenía un ciclo y que afectaba a las costas de todo el continente y no sólo las del país inca.
El Niño pude durar de 12 a 18 meses y nunca es igual en cuanto a intensidad, ya que por temporadas puede presentarse levemente y otras ser devastador como en ocurrió en Corrientes en 1998.
Fuente: Diario Época, Alejandro Duete
Domingo, 13 de enero de 2019