Entre los cargos en contra del expresidente de Brasil está haber planeado matar a Lula
Bolsonaro, camino a ser imputado por la Corte Suprema
El máximo tribunal es probable que lo acuse de ser el jefe de “organización delictiva” responsable por la destrucción del Palacio del Planalto en la intentona golpista.
Martes, 25 de marzo de 2025

Desde Brasilia
Lloró e insinuó pedir refugio en una embajada, pero tras cartón aseguró que no escapará de la justicia. Exaltó la soberanía y, enseguida, posó al lado de un póster de Donald Trump sobre una bandera estadounidense. Jair Messias Bolsonaro está confundido: es un vaivén en persona.
Padece de insomnio. En una entrevista confesó problemas para conciliar el sueño temiendo que la policía acabe arrestándolo de madrugada. Atraviesa su peor momento en años: este martes el Supremo Tribunal Federal seguramente lo va a imputar como jefe de “organización delictiva” responsable por la destrucción del Palacio del Planalto para, una vez derrocado el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, establecer un régimen conducido por militares.
Entre los varios cargos que pesan sobre él está haber planeado el asesinato de Lula, mediante envenenamiento y para tal fin infiltró un informante en el equipo de seguridad del actual presidente.
Una investigación de la Policía Federal, con casi novecientas páginas, leída por los jueces del Supremo, asegura que el proyecto golpista nació en 2022 o antes, y se aceleró tras la victoria del líder del Partido de los Trabajadores en octubre de 2022. La hoja de ruta de los conjurados contemplaba, además, matar al vicepresidente, Geraldo Alckmin.
La tercera víctima del plan, según esa pesquisa policial y la denuncia de la Procuraduría General de la República, iba a ser el juez Alexandre de Moraes. Él es el instructor del proceso que será abierto este martes a la mañana cuando en el Palacio de Justicia , donde el domingo ya se observaba el refuerzo de las medidas de seguridad. Y este lunes hubo una búsqueda de bomba donde se van a sentar los jueces.
Estos son algunos de los elementos de una acusación “sólida y bien documentada ” que debiera llevar al popular jefe derechista a la cárcel, avizora el penalista Antonio Carlos de Almeida Castro , profesional influyente en el foro brasiliense.
Entre los cinco cargos que pesan sobre el capitán retirado que gobernó Brasil desde el 1 de enero de 2019 al 30 de diciembre de 2022 figuran los de tentativa de golpe de Estado y abolición violenta del Estado de Derecho.
Según audios y mensajes de texto obtenidos con autorización judicial, después de matar a Lula, Alckmin y al juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal los sediciosos se lanzarían a la caza de políticos, jueces y periodistas opositores, para cuyos encierros iba a montarse un campo de concentración posiblemente en el entorno de la capital federal.
El juicio del siglo
A las nueve y treinta de este martes el presidente de la Primera Sala de la Corte, Cristiano Zanin, conocido por su puntualidad y estilo sobrio, abrirá la audiencia del caso más importante del año, y tal vez uno de los que marcarán la historia reciente del país.
Desde el restablecimiento de los gobiernos civiles en 1985, cuando el dictador Joao Baptista Figueiredo, entregó el poder de mala gana, nunca hubo un general ante los estrados acusado de golpe de Estado.
La audiencia de este martes decidirá, y es casi un hecho que así lo hará, si son imputados, o declarados "reos", Bolsonaro y los principales miembros “Núcleo Uno” - así llamado por la Procuraduría - de la trama golpista. Grupo del cual eran parte cinco altos oficiales de las Fuerzas Armadas.
Según la denuncia de la Procuraduría el golpe fue pergeñado por el ex jefe del Ejecutivo en rees realizadas en el Palacio de Alvorada. En esa mansión ubicada en las afueras de la capital Bolsonaro permaneció recluido durante dos meses después ser derrotado Lula. En esos sesenta días, período en el cual no pisó el Palacio del Planalto, sede del gobierno, dejó de cumplir responsabilidades de Estado, para abocarse a tiempo completo a la rebelión.
Tres generales
En el grupo apuntado como responsable intelectual del putch de enero de 2023 están los generales Walter Souza Braga Netto -actualmente preso por obstruir las investigaciones -, candidato a vice de Bolsonaro y jefe de gabinete en el último tramo del gobierno anterior y Augusto Heleno, titular del super ministerio de informaciones recreado a imagen del existente en la dictadura.
El tercer general es Paulo Sergio Nogueira de Oliveira, comandante del Ejército hasta el 31 de diciembre de 2022. Gracias a su complacencia miles de bolsonaristas montaron campamentos junto a las principales unidades del Ejército, incluyendo su Cuartel General, en Brasilia, a ocho kilómetros del Planalto. De allí partieron los activistas, conducidos por militares especializados en sabotajes, camuflados como civiles, que el domingo 8 de enero de 2023 devastaron los palacios de la Presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal.
El otro integrante de la círculo áulico donde se ideó el alzamiento que esta semana será juzgado por el Supremo es el almirante de escuadra, Almir Garnier, comandante de la Marina hasta el último día de la gestión bolsonarista.
Eduardo y Milei
El hijo de Jair Bolsonaro, el diputado Eduardo, viajó cuatro veces a Estados Unidos desde enero. Se sacó fotos con renombrados dirigentes del Partido Republicano y celebró como si fuera el fan de un ídolo pop, que Donald Trump haya retornado a la Casa Blanca. En algunas de esas visitas a Washington coincidió con su amigo, el presidente argentino Javier Milei.
Al diputado de extrema derecha y el presidente libertario los une su devoción por Trump en quien ven un aliado para atacar a sus adversarios de la política doméstica. Si el argentino obtuvo del magnate norteamericano la prohibición para que Cristina Fernández ingrese en Estados Unidos, Eduardo espera lograr un gesto semejante, igualmente hostil contra el juez Alexandre de Moraes, instructor de la causa por golpe de Estado que tendrá inicio este martes. La descalificación del magistrado en Estados Unidos es crucial en la estrategia para desmoralizar el proceso contra Jair Bolsonaro y sus generales.
Eduardo Bolsonaro anunció el martes pasado , causando una conmoción politica importante, que se radicará temporalmente en Estados Unidos para hacer lobby en la Cámara de Representantes y el Partido Republicano, contra Morales y desgastar la imagen del gobierno lulista. Al cual tildó de nazi.
¿Y la patria?
Jair Bolsonaro volvió a llorar durante una transmisión en vivo por las redes sociales realizada con motivo de su cumpleaños 70, celebrado el 21 de marzo. Lagrimeó al hablar con su hijo Eduardo.
Pero todo indica que se trató de un acting. Según diputados del Partido Liberal, la fuerza de los Bolsonaro, el diputado Eduardo decidió permanecer en Estados Unidos sin el permiso de su padre.
Se dice que Jair está preocupado con el “asilo” de Eduardo. Para el caudillo de extrema derecha será difícil convencer a sus seguidores, fuertemente nacionalistas, sobre el declamado patriotismo de su hijo. Esa narrativa se derrite al calor de los hechos: el congresista optó por residir entre Texas y Florida temeroso de que el Supremo pueda quitarle el pasaporte - documento que ya le fue retirado a su padre para impedir que se fugue- y hasta lo procese, durante el juicio que se inicia esta semana, por estar vinculado con el asalto al Planalto de enero de 2023. Mauro Cid, otrora edecán de Jair Bolsonaro, declaró a la justicia que Eduardo fue un entusiasta defensor de un golpe de Estado a sangre y fuego.
Desde el bloque de diputados del Partido de los Trabajadores se solicitó que la Casa no autorice la licencia del "cobarde y huidizo" Eduardo, y se pidió a la Justicia colocar una tobillera a Jair, para que no huya a Estados Unidos.
Derrotas
No es fácil comprobar que Eduardo Bolsonaro actuó contra la voluntad de su padre, Jair acostumbrado a mandar manu militare con su prole y subalternos. Pero los rumores indican que no todo es armonía dentro del clan ni en el campo de derechista donde algunos gobernadores comenzaron a deslizar posibles candidaturas en 2026 ante la difícil situación del exmandatario.
Lo que está fuera discusión, porque se trata de hechos mensurables, es la pobre capacidad de convocatoria demostrada por Jair Bolsonaro el domingo 16 de marzo cuando movilizó alrededor de 20 mil personas en la playa de Copacabana, después de prometer una oleada amarilla (color de la camiseta de la selección y símbolo nacional) de un millón de simpatizantes.
La intención era reunir una multitud frente a la icónica playa de Río, para intimidar a los jueces del Supremo que esta semana lo deben declarar “reo”, es decir, imputado.
La escasa cantidad de camisetas patrias presentes en ese acto donde Bolsonaro fue secundado por un pastor militante en el sionismo-evangélico, tuvo otra consecuencia: le restó fuerza para lograr que la Cámara de Diputados comience a discutir en régimen de “urgencia” una ley de amnistía.
San Pablo
El fiasco de la concentración en Copacabana mostró las flaquezas del principal jefe neofascista de la región en vísperas de un proceso que echará luz sobre la dictadura que por poco no se implantó en Brasil.
A pesar de esa frustración y los signos de desbande en su feudo, Bolsonaro seguirá atacando a un proceso cuya suerte se jugará dentro y fuera del Palacio de Justicia.
El domingo lanzó una convocatoria para repudiar al juez Moraes y defender la amnistía a realizarse el 6 de abril en la principal avenida de San Pablo. El acto se apoyará en poderosa maquinaria del gobierno estadual, comandado por el bolsonarista Tarcisio de Freitas.Martes, 25 de marzo de 2025