MEDIO ORIENTE
Cayó Al Assad: los yihadistas tomaron el poder en Siria
Luego de una guerra relámpago de una semana, los grupos opositores al gobierno que apoyaba Rusia ocuparon Damasco. El ahora expresidente se fue del país con destino incierto.
Domingo, 8 de diciembre de 2024
Las fuerzas rebeldes de Siria, encabezadas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y otras facciones aliadas, anunciaron la caída de la capital del país, Damasco, tras una ofensiva relámpago de cerca de una semana que provocó el colapso del régimen del presidente sirio, Bashar Al Assad, en el poder desde hace 24 años.
«El tirano Bashar al Assad ha sido derrocado. Todos los prisioneros han sido liberados de la cárcel de Damasco. Esperamos que todos los combatientes y ciudadanos preserven el Estado de Siria», han señalado en una declaración en la televisión pública.
El primer ministro sirio, Mohamed Ghazu al Jalali, dijo en una entrevista con el canal Al Arabiya que el Gobierno está dispuesto a cooperar con cualquier fuerza «elegida por el pueblo» y ha asegurado que su último contacto con el presidente Bashar al Assad fue el sábado por tarde.
El Mando Militar de Operaciones –la cúpula de la coalición rebelde formada por HTS y sus facciones aliadas– ha indicado en un comunicado que se deben proteger «las instituciones y los bienes públicos», así como las propiedades privadas, un mensaje también replicado por el líder del grupo yihadista, Mohamed abú al Golani.
De la misma forma, indicó que está prohibido disparar balas al aire y que las instituciones permanecerán bajo la supervisión del ex primer ministro. Las fuerzas rebeldes barajan así la transferencia del poder a un órgano de transición en el país, según Syria TV. La Cancillería rusa aseguró estar en contacto con todos los grupos de la oposición siria.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, el país que sostuvo a Al Assad desde 2013, dijo que el presidente tras conversaciones con la oposición, decidió «renunciar a la presidencia y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo una transferencia de poder de manera pacífica». «Seguimos con extrema preocupación los dramáticos acontecimientos en Siria», destacaron desde la Cancillería rusa. Según el organismo,
La ofensiva de grupos yihadistas fue la primera ofensiva a gran escala desde que los presidentes de Turquía y Rusia, Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin, respectivamente, pactaran en 2020 un alto el fuego tras meses de combates. Esta vez actuaron muy velozmente y pertrechados con equipos de alta tecnología que analistas atribuyen a material en poder de los ucranianos.
El enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, insistió en lograr acuerdos de transición estables e inclusivos en este país árabe donde una coalición de grupos armados de la oposición acaba de derrocar el gobierno de Bashar Asad. Para Pedersen, este domingo «marca un momento decisivo en la historia de Siria, una nación que ha soportado casi 14 años de sufrimiento incesante y pérdidas indescriptibles».
El primer ministro sirio, Mohamed Ghazu al Jalali, ha explicado en una entrevista con el canal Al Arabiya que el Gobierno está dispuesto a cooperar con cualquier fuerza «elegida por el pueblo» y ha asegurado que su último contacto con el presidente Bashar al Assad fue el sábado por tarde.
El Mando Militar de Operaciones –la cúpula de la coalición rebelde formada por HTS y sus facciones aliadas– indicó en un comunicado que se deben proteger «las instituciones y los bienes públicos», así como las propiedades privadas, un mensaje también replicado por el líder del grupo yihadista, Mohamed abú al Golani.
Las calles de Damasco, una ciudad con milenios de historia, se convirtieron en el escenario de un cambio político. La falta de apoyo de Rusia fue determinante para el régimen de Bashar al-Assad. La futura llegada de Donald Trump a la Casa Blanca también repercutió en la geopolítica, ya que Recep Erdogan, presidente de Turquía había admitido su apoyo a los rebeldes.
El hasta ahora presidente Bashar al-Assad, cuyo régimen había dominado Siria durante más de cinco décadas, huyó a un destino desconocido. La ofensiva rebelde no fue un evento aislado, sino el clímax de una serie de avances estratégicos. Días antes, HTS y sus aliados habían lanzado ataques coordinados desde su bastión en la provincia de Idlib, avanzando rápidamente hacia el sur.
La captura de Homs, una ciudad clave en el centro de Siria, fue un golpe decisivo que abrió el camino hacia Damasco. La velocidad de los acontecimiento militares evidenciaron la fragilidad de un régimen que, durante años, dependió en gran medida del apoyo militar de Rusia e Irán para mantener su control.
La caída de Damasco marca el fin de una era que comenzó en 1970, cuando Hafez al-Assad, padre de Bashar, tomó el poder mediante un golpe de Estado. Bajo su liderazgo, Siria se convirtió en un actor clave en la política del Medio Oriente.
Bashar al-Assad asumió la presidencia en 2000, prometiendo reformas que nunca se materializaron plenamente, aunque se mantuvo como uno de los pocos gobiernos laicos en el mundo árabe. La Primavera Árabe de 2011 desencadenó protestas masivas que fueron llevando al país a una guerra civil devastadora que dejó cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
En las horas posteriores a la entrada de los rebeldes en Damasco, la ciudad ha experimentado escenas de euforia y caos. Miles de prisioneros políticos fueron liberados, y los símbolos del antiguo régimen están siendo desmantelados. Sin embargo, la incertidumbre prevalece. La comunidad internacional observa con cautela, consciente de que la caída de un régimen no garantiza una transición pacífica. Las facciones rebeldes, aunque unidas en su oposición a Assad, tienen agendas diversas que podrían complicar la formación de un gobierno estable.
Mientras tanto, dos parlamentarios israelíes pidieron este domingo al gobierno de Benjamín Netanyahu que tome el control de los Altos del Golán sirios. «Israel debe recuperar su control sobre la cumbre del Monte Hermón y establecer una nueva zona de defensa basada en la línea de alto el fuego de 1974», escribió en la red social X el ministro de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, del partido Likud, tras la caída del gobierno de Bashar Asad.
Por su parte, el legislador Tzvi Succot, del partido Sionismo Religioso, escribió que «Israel debe establecer una zona de seguridad a la luz del nuevo régimen yihadista en Siria, que debería incluir los Altos del Golán sirios y un territorio significativo cerca de la frontera».
ALG con Europa Press, Sputnik y NADomingo, 8 de diciembre de 2024