RUMBO A LA ERA POS COLOMBISTA
Ahora sí: Camau vs Gustavo, la batalla final y un nuevo comienzo
Los dos representan la nueva política. Figuras como las de Ricardo, de rebenque en mano quedarán para la historia. Ambos se tienen fe. Uno, porque es el preferido de la gente y camina a paso firme de la mano del justicialismo, con un proyecto que es la renovación que demanda la ciudadanía después de 16 años de un modelo conservador. El otro, confía en que el arrasador aparato nacional le hará recuperar el tiempo perdido por la estrategia de dilación aplicada por el mercedeño que se va. Sin embargo, hay dudas de hasta dónde suma o resta el apoyo de Nación, aunque el tema de los puentes no es menor para los que gobiernan. Mira de reojo algunos caciques del Interior, que aún despotrican por su ungimiento.
Domingo, 16 de julio de 2017
Los correntinos votarán el 8 de octubre por un candidato a Gobernador que no tendrá el apellido Colombi. Desde 2001 que ello no ocurría, con el consecuente significado que tiene. Comenzó el tiempo de descuento para el final de una era de la política correntina que supo encabezar el colombismo, en sus representantes conservadores del radicalismo y fuerzas aliadas provinciales. Llegó el momento de la nueva política, cuyos representantes serán Camau Espínola y Gustavo Valdés, el elegido de Ricardo.
Uno, peronista; el otro, radical, pero con una similar impronta basada en la juventud y en las nuevas formas. La ciudadanía confía en que se terminará el caudillismo y se podrá ver una renovación. Más incluso la mayoría que prefiere a Camau como opción electoral. Es que Valdés debe demostrar, con poco tiempo por delante, que no es más de lo mismo ni que es el exégeta de Colombi.
El electorado se inclina, desde hace tiempo en todas las encuestas, por el postulante a la Gobernación que dispuso el peronismo. Camau pica en punta en cualquier sondeo de opinión, hasta en los que mandan a hacer los de Yrigoyen y Alem.
Los radicales son conscientes de que la estrategia de Ricardo dejó de lado el oportunismo coyuntural y de efecto, sólo se trató de extender el poder real del mercedeño, quien buscó a toda costa retardar el padecimiento del síndrome del pato rengo y del café frío.
Su maniobra dilatoria exasperó al mismísimo Mauricio Macri, que visitó Corrientes en varias oportunidades durante este año, no tantas como su ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Ambos llegaron bajo excusas de anuncios de gestión, pero con una sola y subrepticia intención: que el Gobernador les dijera qué pensaba hacer con la oferta electoral de ECO+Cambiemos.
En el poder central, desde hace tiempo reconocieron el andar tranquilo de Camau, la aceptación de la gente y su imagen descontaminada; mientras que del otro lado (del suyo justamente) sólo veían a un mandatario provincial empecinado en no dar pistas sobre el candidato, generando además una guerra de guerrillas dentro de Encuentro por Corrientes que enfrentó a radicales con sus socios cofundadores, teniendo encendidas revueltas en el seno de la propia UCR.
Todo lo descrito, un escenario que no sólo esmerilaba la imagen de la alianza gobernante, sino también generaba intranquilidad en el macrismo, que depende y mucho de lo que ocurra en Corrientes antes de las legislativas nacionales de medio tiempo que tendrán lugar el 22 de octubre.
Fue este viernes recién el momento en que Colombi decidió disipar dudas y blanqueó un secreto a voces, anunciando a Valdés como el candidato a Gobernador.
Pero con todo lo sucedido hubo un factor clave que se dejó pasar: el tiempo. Tanto la mesa chica del Gobierno nacional como el búnker ricardista saben que Gustavo casi no tiene tiempo. Apenas 84 días para instalarse como opción de poder, con el aliciente de que la ciudadanía reclama cambios, tal como lo hizo a escala nacional, así como en la Capital correntina. En la Provincia, 16 años de un mismo modelo no es un detalle menor en este contexto.
Así se posan espalda con espalda Camau y Gustavo. El radical, con una pesada mochila y con la obligación de diferenciarse un poco, no tanto, para no perder la "mística" ni encabronar al mandamás. Mientras que el candidato justicialista maneja los tiempos, con perfil propio e impronta innovadora, tejiendo vínculos a lo largo y ancho del territorio correntino.
(Por JAM)
La relevancia de las comunas
Los municipios son la clave y tanto Camau como Valdés lo saben. La mayoría votará intendentes el 8 de octubre, junto con la elección a Gobernador y Vice.
En la última contienda electoral de cargos ejecutivos, en 2013, el gran ganador fue el justicialismo, que avanzó en comunas históricamente administradas por los radicales y sus aliados. Gracias a un trabajo territorial concienzudo que también encabezó Camau Espínola, los peronistas se quedaron con 22 comunas que reúnen a más del 60 por ciento del electorado.
No es un detalle menor si se tiene en cuenta que después de ello, los jefes comunales peronistas tuvieron tiempo para demostrar a la ciudadanía que, fuera del colombismo hay vida. Ejemplos como el de Mercedes son muestra cabal de ello.
El propio Ricardo Colombi titubea, nunca antes lo hizo en casi ninguno de sus desafíos políticos, en regresar a su terruño y competir contra Víctor Cemborain, quien desde hace tiempo bajó martillo sentenciando que al Gobernador "no le da el cuero" para regresar.
En este escenario, por si pareciera poco, al peronismo se le abrió una nueva oportunidad de avanzar territorialmente. Ésta se generó tras el nombramiento de Gustavo Valdés para gobernador y de otros tantos candidatos a intendente. Es que hubo muchas voces disconformes dentro del propio radicalismo. Parte de la denominada "Liga de Intendentes" se hizo escuchar a través de las redes.
Es en ese marco donde Camau Espínola ingresará para ofrecer una oportunidad superadora. Algunos jefes comunales ya la reconocieron, como el de Mocoretá, Fabio Lovatto, quien expuso el destrato al que supo someter el radicalismo en sus 16 años de poder y agradeció al candidato justicialista la chance de manifestarse y poder planificar a futuro sin sometimientos unilaterales.
Así las cosas, en el radicalismo analizan cómo sostener a una masa enojada de dirigentes y funcionarios que piensa levantar el pie del acelerador a la hora de colaborar en la campaña provincial y en las municipales. Necesitan ganar terreno perdido. Apuestan a recuperar Goya, enviando a uno de los alfiles ricardistas de pura cepa, Ignacio Osella. Buscan hacer lo mismo con Henry Fick en Mocoretá, aunque hay resignación en lugares como Curuzú, Santo Tomé, Goya, Saladasd e Ituzaingó. A ello se sumaría Mercedes, un bastión que siquiera la presencia de Colombi en la boleta aseguraría ser recuperado.
Fuente: Libertador de Ctes.Domingo, 16 de julio de 2017