Bolsonaro defiende a la evangelista Damares Alves pese a los antecedentes de la designada para Familia
Con una fe ciega en la futura ministra
El diario Folha de S. Paulo informó que la ONG Atini, fundada por Damares Alves, fue denunciada por “incitar al odio contra los indígenas” y ser cómplice en el “secuestro” de menores que pertenecen a los pueblos originarios.
Lunes, 17 de diciembre de 2018
Desde Brasilia
La fe ciega de Bolsonaro en su ministra de la Familia. Faltan dos semanas para que Jair Messias Bolsonaro tome posesión como jefe del (nuevo) Estado brasileño secundado por un gabinete predominantemente militar del que también son parte figuras de extracción envagélica como Damares Alves. Mientras preparaba su primera reunión, que tendrá lugar hoy, con todos sus ministros designados el ex capitán formuló una defensa de la pastora que sería víctima de la “surrealista y vergonzosa burla” de los medios. Ocurre que la prensa, incluso la hegemónica, comenzó a difundir declaraciones y revelar antecedentes sobre el perfil de la inminente funcionaria. Este fin de semana se conocieron nuevos videos sobre sus visiones de Jesús con quien aseguró haberse encontrado debajo de un árbol y sus perfomances como predicadora capaz de hacer que el público caiga en un estado de éxtasis.Cierta vez, dirigiéndose a sus “hermanos”, les anunció: “es el momento de avanzar, es el momento de que la iglesia ocupe la nación, es el momento de decir para qué vinimos, es el momento de que la iglesia gobierne”. Y después de una inflexión silenciosa para acrecentar la emoción colectiva sentenció “es nuestra hora”. “Uooooohhh” , le respondió el auditorio embobado por su guía.
En su tuit Bolsonaro alega que la futura ministra es sincera cuando relata haber sido una víctima de violencia sexual que no se suicidó gracias a un encuentro providencial con Jesús junto a una planta de guayabas.
A él se sumó el futuro canciller Ernesto Araújo, que en su afán por extirpar el “marxismo cultural” enquistado en la globalización, se solidarizó con Damares Alves en su lucha por “la familia, los derechos humanos y el derecho a expresar su fe”.
Los que no le creen a la casi ministra Alves sostienen que ese relato sobre su encuentro divino fue un ardid para justificar el proyecto de ley que puede agravar las penas contra quienes aborten y premia con un subsidio del Estado a las mujeres violadas cuando no interrumpan el embarazo. “Nosotros queremos un Brasil sin aborto” fue el lema con el que la abogada-predicadora se presentó a la prensa en el gabinete de transición montado en el Centro Cultural Banco do Brasil, en la zona este de Brasilia.
Los más escépticos sospechan, incluso, que Alves citó su encuentro celestial (describió a Dios como alguien “tan lindo”) utilizando su cargo político para promocionar el libro Jesús sube un árbol de guayabas, de su autoría, a ser lanzado el 30 de diciembre en el templo de la Iglesia Nazareno Central de Brasilia al precio de 35 reales (340 pesos).
Bolsonaro pondrá en manos de la evangélica una suerte de superministerio con más atribuciones que el actual de Derechos Humanos. La nueva cartera será de la Mujer, Familia y Derechos Humanos y absorverá organismos que actualmente están en otras reparticiones como la Fundación Nacional del Indio (Funai).
Hubo una manifestación de representantes de los pueblos originarios frente a las oficinas de Bolsonaro en el Centro Cultural Bando de Brasil para que la Funai no quede bajo la égida del nuevo ministerio: es decir dentro del coto evangelista del gobierno entrante.
Para el neopentecostalismo, vinculado al agronegocio, el control de la Funai está inscripto en su disputa con la Iglesia católica y su Consejo Misionero Indigenista (Cimi), cuyo trabajo se asienta en la defensa de la identidad y los territorios ancestrates de las comunidades indígenas.
Este fin de semana el diario Folha de San Pablo informó que la ONG Atini, fundada por Alves, fue denunciada por el Ministerio Público Federal de “incitar al odio contra los indígenas” y ser cómplice en el “secuestro” de menores que pertenecen a los pueblos originarios.
El plan seguido por los neopentecostales hacia las reservas es el de “conquistar” sus almas para redimirlos de sus costumbres y asimilarlos a los usos y costumbres occidentales.
O, puesto en palabras de Bolsonaro, “hay que integrar el indio a la sociedad el indio quiere tener una camioneta, quiere dentista, quiere internet”. Según el excapitán hay que poner límite a las reservas ubicadas en zonas ricas en minerales o de frontera, como ocurre en el estado amazónico de Roraima, limítrofe con Venezuela.
La sociedad del presidente electo con los empresarios agroganaderos y madereros junto a las iglesias de cuño neoprotestante también se explica en su proyecto respecto de la Amazonia.
Allí el bolsonarismo cabalga al lado del agresivo expansionismo protestante que tiene como presupuesto erradicar al Cimi, las comunidades católicas progresistas generalmente aliadas con los campesinos sin tierra.
El papa Francisco, que la semana pasada recibió a Chico Buarque en el Vaticano, no es ajeno a esta geopolítica de la fe. El mes mes pasado comenzaron en Tabatinga, ciudad de la triple frontera Brasil-Colombia-Perú los debates con vistas al Sínodo de la Amazonia que se celebrará en octubre del año que viene.Lunes, 17 de diciembre de 2018