CRISIS POLÍTICA
Crisis del MAS en Bolivia: Evo acusa una proscripción y Arce le tira con la Justicia
Una fractura llevaría a un escenario electoral de tercios en 2025, con la real posibilidad de triunfo a la derecha. Intervención externa por la conciliación ante un congreso unificado cada vez más remoto.
Martes, 14 de mayo de 2024
El conflicto hacia el interior del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) en Bolivia hace peligrar la continuidad política ante las futuras elecciones presidenciales de 2025, donde el espacio fraccionado entre los seguidores del presidente Luis Arce y del expresidente Evo Morales, fundador y líder natural del movimiento durante años, no tienen todavía un candidato oficial que logre unificar las tendencias de las numerosas organizaciones sociales, campesinas y sindicales que lo conforman.
La intervención del Tribunal Superior Electoral y su exigencia de que el partido complete el proceso de renovación de autoridades pone en riesgo la validez del sello partidario por posible incumplimiento a la norma electoral. El TSE, al que Evo acusa de “injerencista”, fijó un plazo de 120 días para que se reúnan todas las organizaciones que integran el movimiento. En ese sentido, las organizaciones cercanas a Arce realizaron un Congreso en los primeros días de este mes, en El Alto, sin la participación del “ala radical”, como califican al sector evista, en la que se buscó evitar la sanción del organismo y a la vez se nombró como presidente del MAS al dirigente campesino Grover García, quien reemplazará a Evo si el TSE valida la elección. La decisión implica un giro histórico en el partido y fue rechazada de plano por el espacio del expresidente. Lo único que podría zanjar estas cuestiones sería un congreso unificado, tal como demanda la autoridad electoral. El plan de Evo es convocar a un congreso propio, como contracara del realizado en El Alto, para los primeros días de junio. Las dudas en torno a las fuentes consultadas es si el TSE lo considerará válido. Las organizaciones que apoyan al expresidente convocaron a una reunión ampliada previa para el 18 de mayo, en Cochabamba, y se declararon en “estado de emergencia, ante el grave atropello a nuestras organizaciones sociales, la crítica situación económica y los golpes contra nuestra democracia”.
Tras varios intentos de acercamiento, incluso con intervención de altos dirigentes internacionales, las posiciones parecen imposibles de conciliar. El “ala radical” acusa al gobierno de liberal y de llevar al país a una “crisis” económica. También de intentar proscribir al expresidente en complicidad con una “dictadura judicial” en formación. Para el arcismo, Evo se maneja como si fuera el “dueño” del movimiento, cuando lo son “las organizaciones sociales”.
Esta semana, el presidente Arce aseguró que convocaba a Evo a “reflexionar” y reunirse con el Pacto de Unidad arcista para convocar al congreso citado y evitar que se proscriba la sigla del MAS. Arce afirmó que el Pacto de Unidad ya lo había convocado en cuatro oportunidades pero el expresidente no atendió el llamado.
“Han sido vanos los intentos de los compañeros”, pero Evo “no acudió a las rees y estamos poniendo en riesgo el instrumento político. Esperamos que el compañero Evo reflexione y pueda venir también a sentarse con los hermanos del Pacto de Unidad; realizar una convocatoria donde todos, como militantes de base, estaremos asistiendo; si es necesario de acuerdo con las nuevas reglas de juego que ha planteado el Órgano Electoral”, dijo Arce a periodistas el jueves.
Las fuentes consultadas y las propias declaraciones de Evo llevan a considerar que la única salida que aceptaría el expresidente es la que lo deje como candidato único del partido. Si esto no ocurriese, podría denunciar su proscripción e iniciar un duro proceso de manifestaciones populares. Si bien nada está resuelto aún, la experiencia reciente en términos de conciliación no fue muy positiva. Hubo una reunión de altísimo nivel en julio pasado, en la que se convocó a Morales y a Arce a La Habana, Cuba, con la participación de Raúl Castro y el presidente Miguel Díaz Canel, y el venezolano Nicolás Maduro. Las rees establecieron acuerdos que luego fueron incumplidos. Ni siquiera se logró un simple pacto de no agresión.
Apenas el mes pasado hubo encuentros de ambos líderes y sus principales representantes con altos dirigentes del Grupo de Puebla, entre ellos Alberto Fernández, Delcy Rodríguez, Ernesto Samper y José Luis Rodríguez Zapatero. El resultado fue similar. Según los análisis que recogió Tiempo, el final todavía está abierto, aunque las posiciones parecen cada vez más irreconciliables. Ante ello, el riesgo de una fractura llevaría a un escenario electoral de tercios, que le dejaría abierta la posibilidad de triunfo a la derecha, que hacía años no ganaba elecciones y en su última incursión lo pudo lograr gracias a un golpe de Estado.Martes, 14 de mayo de 2024