Legislatura
Patricia no se “Rindel”
La dirigente opositora continúa su lucha por ser la reemplazante de Nancy Sand en el Senado provincial, mediante la implementación de un criterio que nunca antes se tuvo en cuenta para situaciones similares. Ya realizó las presentaciones del caso ante el Cuerpo.
Domingo, 24 de noviembre de 2019
La dirigente peronista y excandidata a senadora provincial en la lista del 2015, Patricia Rindel, presentó la semana pasada ante el Senado provincial, ser la reemplazante de Nancy Sand, diputada nacional electa que ya formalizó su renuncia para el 9 de diciembre próximo. Si bien por los mecanismos institucionales implementados hasta ahora, no sería ungida en el cargo que reclama, propone una metodología que hasta el momento no tiene precedentes.
Ya no queda prácticamente ninguna voz Justicialista que no se haya pronunciado en el marco de la controversia desatada por Patricia Rindel, dirigente encolumnada detrás de la figura del senador nacional Carlos Mauricio “Camau” Espínola, cuando semanas atrás planteó que la banca que Nancy Sand dejará en el Senado provincial para asumir la diputación nacional que obtuvo en los comicios de octubre pasado, le corresponde. O bien, le “correspondería”.
Todos se cruzaron mediáticamente con todos. Desde el interventor Julio Sotelo hasta los dirigentes de base, se pararon en una u otra vereda de esta disyuntiva. Qué corresponde aplicar en este caso: “Corrimiento”, o como dice Rindel, “Cupo Femenino”.
Con el apoyo de reconocidos juristas que, rápidos de memoria sacan a relucir decretos, resoluciones y jurisprudencia que refuerzan con consistencia su postura, Rindel decidió la semana pasada materializar el reclamo formal ante el Senado, mientras que Sand hizo lo propio con su renuncia. Es decir, el Cuerpo ya tiene entre manos tanto la dimisión como el pedido para cubrir esa banca.
Hasta el momento, el argumento más sólido de Rindel es aquél que advierte sobre la representación femenina del 30% en Cámara Alta, después del recambio de diciembre.
Ello, porque, en ese trámite, expiran mandatos de tres de las siete senadoras actuales, sobre un total de 15 miembros de ese Cuerpo. Ellas son Graciela Rodríguez, Nora Nazar y Rita Vanderlan. Mientras que Rodríguez fue la única reelecta. Con esto, la matemática arroja que serían cinco, contando a Sand, las mujeres de Cámara Alta. Pero esta última ya dimitió, y aquí viene el meollo de la cuestión. En la lista del 2015, Daniel Alterats figuró en primer término, Sand segunda, tercero Rubén Bassi y cuarta Rindel.
El cupo de 30% para las mujeres invocado por Rindel, indica que por lo menos cinco integrantes del Senado deberían ser mujeres. Y si ese Cuerpo aplica “corrimiento”, el reemplazante de Sand sería Bassi, y la representación femenina caería por debajo del piso.
En efecto, más allá de cualquier antecedente, Patricia en esta oportunidad tiene una observación certera, razonable y sólida, que debería ser atendida como tal.
Ahora, no es menos cierto que enfrente tiene a un gigante sin rostro al que le rebota cualquier argumento, por más sólido que este fuese. Y es lo consuetudinario. Es decir “lo que se usa”, que, para peor, está escrito. Y es el criterio de “corrimiento”.
En el Senado no hay antecedentes distintos a la implementación de este criterio. Y en los últimos años fue patrimonio casi exclusivo del oficialismo o, para poner nombre propio, del radical Henry Fick, electo senador en 2013, pero que a los cuatro años dejó el mandato incompleto para asumir la Intendencia de su terruño, Mocoretá. En 2017 ganó esa elección, pero dos años después volvió a presentarse como senador para volver a la banca que dejó en 2013. En el interín, se aplicó corrimiento que benefició a Rubén Suárez, que a su vez falleció este año y por “corrimiento”, Vanderlan lo reemplazó.
Fuente: Diario ÈpocaDomingo, 24 de noviembre de 2019