Opinión
Enseñanzas del 2 de abril
El 2 de abril es un día que no se debe olvidar porque nos ha dejado profundas enseñanzas que, sin ánimo de ser exhaustivo ni de jerarquizarlas, enunciaré brevemente.Mario L. Flores Monje
Martes, 2 de abril de 2019
Malvinas une pasiones irreconciliables. Para fundamentarlo basta recordar la solicitada que Montoneros publicó en el diario La Nación en mayo de 1982 ofreciéndose para ir a combatir a Malvinas; o la voluntad de algunos presos políticos dispuestos a donar sangre para el frente de batalla.
Los veteranos, los caídos y sus familiares son “sujetos de derecho”; no son “chicos de la guerra” ni “víctimas del terrorismo de Estado”. Victimizarlos es pedirles a los combatientes que renuncien al orgullo que sienten por haber estado en Malvinas obligándolos a aceptar que sufrieron, pelearon o murieron simplemente por nada.
A la vez, pensar a los protagonistas de aquello como “sujetos de derechos” tampoco significa enaltecer lo hecho por las juntas militares.
Sin gloria. Hay un reducido grupo de veteranos que antes de ir a la guerra se desempeñaron en centros clandestinos de detención. Sus repudiables acciones no deberían manchar la entrega de otros miles que no fueron parte de la represión ilegal y sólo pelearon por la soberanía. Al fin de cuentas “patriotismo” no es lo mismo que “patrioterismo”.
En 1982 no liberábamos a nadie. Muchas veces se piensa la guerra como una lucha anticolonial. Pues bien, con sorpresa algunos soldados comprobaron que los isleños se sintieron invadidos, e incluso hoy celebran el 14 de junio como el “Día de la liberación”. Pero entonces ¿dónde estaba la colonia que fuimos a liberar? paradójicamente en las Islas, ya que si bien sus habitantes no se identifican con la Argentina lo cierto es que el suelo que pisan sí lo es por muchas razones… De hecho, la razón de que se sientan ingleses –y lo ratifiquen cada vez que puedan con referéndums como el realizado en el año 2013- da pie a que no puedan reclamar la aplicación del principio de “libre determinación de los pueblos” pensado por la ONU para naciones colonizadas. En pocas palabras: en Malvinas no vive una población colonizada que merezca ser liberada, vive una población colonizadora y por ello sus supuestos derechos son relativos. Ojalá tome nota de esto la Cancillería argentina.
La guerra no es el camino y, si lo eliges, necesitarás dinero, armamentos y aliados. Del informe realizado por el Ejército después de la guerra se desprende que fue una contienda sostenida en reiteradas ocasiones más por el convencimiento de los soldados que por la planificación, su armamento y equipamiento -que, a grandes rasgos, fue insuficiente e inapropiado-.
Además, en el frente diplomático la estrategia utilizada tampoco fue la mejor: nuestro País le debe muchísimo a las gestiones del presidente peruano Belaúnde Terry pero, ¿porqué Buenos Aires imaginó que en medio de la Guerra Fría EEUU apoyaría acciones bélicas en contra de los intereses de su histórica aliada Gran Bretaña? ¿Porqué se pasó por alto que la usurpación británica de 1833 fue posible en gran parte por la previa intervención de los EEUU?
Los combatientes de 1982 no pelearon ni murieron para recuperar la democracia. Afirmarlo sería borrar de la escena la guerra contra Gran Bretaña y desconocer la ardua tarea que los organismos de DDHH, gremios y partidos políticos realizaron antes, durante y después de Malvinas. Y aunque “no le debamos la democracia a los gurkas” lo que sí es cierto es que la derrota facilitó cierta transición (a diferencia de Chile o Brasil) con pocas demandas militares. Los intentos de reivindicación castrense vendrían pocos años después, en el levantamiento “carapintada” de la semana santa de 1987 por ejemplo.
En la posguerra cada fuerza militar trató –con distinta suerte- de salvar su propio prestigio. Eso, en parte, explica que el Estado argentino todavía no haya sistematizado –a diferencia de Gran Bretaña- una historia definitiva sobre lo ocurrido en el otoño de 1982. También da cuenta de esta descoordinación pos-bélica la publicación en el año 2018 del primer padrón de veteranos de guerra. Recién a 36 años de la contienda se pudo conocer el listado completo de las más de 20.000 personas que habían combatido. Y, como no podía ser de otra manera, dicho listado no está exento de polémicas.
Nunca más sin veteranos. La junta militar careció de respuestas inmediatas para la gran cantidad de consecuencias que tuvo la guerra de Malvinas y desde 1983 los distintos estados –Nacional o provinciales.- ensayaron muchas políticas públicas destinadas al sector. Al principio casi todas fueron extemporáneas e inadecuadas. Para muestra vale recordar que la pensión nacional que perciben los combatientes fue implementada recién a partir del año 1990. Esto supuso un largo tiempo sin ningún tipo de contención gubernamental, muchos suicidios y una amarga lista de etcéteras.
Recordemos que era la época en que reivindicar lo hecho también podía ser sinónimo de no conseguir un trabajo. A la vez, como si las calamidades fueran pocas, el régimen previsional los hacía beneficiarios de PAMI un instituto que, lógicamente, no contemplaba tratamientos por estrés postraumático ni cubría los medicamentos pediátricos que en aquellos años necesitaban las incipientes familias de los muy jóvenes veteranos de guerra. Es por ello que, para no repetir viejos errores las políticas públicas para este grupo siempre deberían ser diseñadas en conjunto con los interesados. La voz de veteranos y familiares. de caídos merece ser escuchada en el aula, las legislaturas y en cualquier ámbito público.
Por último, que el árbol no tape al bosque. La contienda bélica es sólo un capítulo de la larga historia de la disputa soberana por las Malvinas. Una historia que tiene algunos éxitos diplomáticos y que por poco estuvo cerca de lograr que la celeste y blanca flamee definitivamente en Puerto Argentino. Todo esto debe ser enseñado en las escuelas porque allí es donde se construye ciudadanía y se cimienta la diplomacia que, en definitiva, es el único camino para que todo lo hecho no sea en vano.
Mario L. Flores MonjeMartes, 2 de abril de 2019