Se avecina un verano políticamente muy intenso. En los últimos días del 2018 se van produciendo reacomodamientos internos en el peronismo con vistas a la eventual interna del 31 de marzo del año próximo. La diáspora del bloque de Concejales Justicialistas.

              

Jueves, 20 de diciembre de 2018

Dicen que lo difícil en política no es llegar, sino mantenerse.

La finalización de este año, encuentra a la actual gestión municipal en un período de “amesetamiento”.

Una caracterìstica del actual Intendente Martín Ascua, durante gran parte de su primer año de gobierno, fue su capacidad de recuperar iniciativa polìtica, a pesar de algunas situaciones adversas.

Esos reflejos, se fueron perdiendo paulatinamente, debido a la ausencia de cuadros políticos que se anticipen a situaciones conflictivas y a la resolución de las mismas.

La creación del área de Coordinación y Planificación Municipal Municipal, bajo la responsabilidad de Celeste Ascua, no le dio a la gestión la dinámica política esperada, ni tampoco sirvió de nexo eficiente con los concejales del oficialismo.

Prueba de ello es el “amateurismo” con que manejó el ejecutivo la elección de la presidencia del Concejo Deliberante.

Si bien es cierto, que los números no beneficiaban al oficialismo, lo verdadero es que el Jefe Comunal no logró alinear en un mismo criterio a todo su bloque, y eso los obligó a no ir al recinto a dar muestras de debilidad. La oposición tomó nota del desplante.

Martín Ascua había fracasado en la difícil tarea de conducir, su falta de jefatura política quedaba en evidencia. Demasiado terreno regalado a la oposición, para alguien que pretende proyectarse a la provincia.

La renuncia masiva de los integrantes de la Comisión de Apoyo al Museo Municipal, fue una muestra màs de la “sordera” oficial, en cuestiones que eran hace tiempo advertidas y pudieron ser corregidas. Una réplica perfecta de lo acontecido en el mes de agosto en el escándalo del Corralón Municipal, con distintos actores y en otro contexto.

“Vieron que no necesité del concejo deliberante para gobernar este año”, exclamó Martín Ascua en una reunión ante la mirada atónita de algunos concejales oficialistas, que sintieron el desdén.

Nada será fácil en el venidero año electoral, menos si no se toma seriamente la conducción política.

El mes de octubre lo supo tener recuperando iniciativa política al alcalde Libreño, tanto en el acto del 17 de octubre como el Congreso Provincial del PJ.

La gran convocatoria del acto fue aprovechada por Martín Ascua para proyectarse en la interna provincial, pero también para ir posicionando candidatos a Concejales en el 2019, entre ellos a uno de sus hombres de la primera hora y leal a él: El actual Secretario de Desarrollo Económico, Cesar Bares.

La interna Justicialista en caso de llevarse a cabo, sería ni bien finalizado el “verano político”, el 31 de marzo.

En el palacio comunal, se barajan varios nombres para presidir el PJ, desde Miguel Arias, Celeste Ascua, y hasta le sugirieron al intendente que sea él quien conduzca los destinos del Partido Justicialista en el orden Departamental.

En el seno del Bloque de Concejales del PJ, comenzó la dispersión, aunque por el momento no barajan la posibilidad de irse del inter-bloque, “seremos oficialistas pero no obsecuentes de Tincho” dijo ofuscado uno de los ediles en rebeldía.

Dos son los concejales pejotistas, sobre tres que conforman el bloque, que tomarían caminos distintos al alcalde Libreño, en la interna peronista.

Uno es Edgar “Café” Giménez, quien ya públicamente reconoció estar trabajando con Sebastián Pardo, dirigente de Base 17, también distanciado políticamente del ejecutivo municipal

El otro concejal es Diego Figueredo, que hoy se encuentra nuevamente estrechando filas con el Diputado Alberto Yardìn, lanzado este último a la presidencia del partido en el orden departamental. A esta partida se sumó Walter Fontana, quien manifestó públicamente su apoyo a Yardìn. Como así también están avanzadas las tratativas con Cacho Waldovino, otrora hombre del riñon polìtico del "Tinchismo".

Las piezas en el peronismo comienzan acomodarse, aunque para las definiciones todavía habrá que esperar.

La administración Ascua cumple un año, con innegables aspectos destacables en algunas áreas, pero con una ausencia notoria de conducción, manejo y autoridad política del ejecutivo municipal, cada vez más corroída por la incapacidad de escuchar.

Por Ignacio Villanueva

Jueves, 20 de diciembre de 2018

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