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Continua la investigación
Oscar Centeno declaró que quemó los cuadernos en su domicilio

Dijo que estaba solo y que fue cerca de mayo de este año. Que le estaban trayendo muchos problemas y que lo había hablado con un excompañero de trabajo del Ministerio de Planificación, que le recomendó que se deshiciera de ellos.

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Domingo, 5 de agosto de 2018

Los quemó. Oscar Centeno declaró durante la noche del viernes pasado, en el juzgado de Claudio Bonadio, lo que jura que es su última versión sobre el destino de los ocho cuadernos en los que detalló rutas, pagadores y destinatarios de coimas. “Los quemé en la parrilla del fondo de mi casa”, afirmó.
Dijo que estaba solo y que fue cerca de mayo de este año. Que le estaban trayendo muchos problemas y que lo había hablado con un excompañero de trabajo del Ministerio de Planificación, que le recomendó que se deshiciera de ellos. Así lo informó una fuente presente en la audiencia. La declaración de Centeno fue el final de un sainete que casi arruina su acuerdo con el fiscal para ser tenido por arrepentido y lo confina a una larga temporada en la cárcel. Finalmente, Bonadio convalidó el pacto y le firmó la excarcelación.
Un rato antes de la indagatoria, el juez había sido muy claro: “No me gusta que me traten de boludo”.
Bonadio le estaba dando a Centeno una última oportunidad, bajo amenaza de no firmar jamás la homologación del acuerdo que había cerrado con el fiscal Carlos Stornelli. Sin la firma de Bonadio no había arrepentimiento válido ni libertad.
Es que la versión de la fogata no fue la primera que el chofer dio en los tribunales.
“Los tengo yo”, había contestado un día antes en la fiscalía de Stornelli, en la declaración como arrepentido en la que se suponía que estaba contando todo lo que sabía sobre las coimas.
Pero ese jueves la historia ya había empezado extraña. Al rato de decir que él tenía los cuadernos, Centeno agregó ante el fiscal la posibilidad de que tal vez su mujer los hubiera llevado a lo de su madre o su hermano (suegra y yerno de Centeno).
Entonces, Stornelli decidió salir en su búsqueda: levantó a Centeno y marchó con él, un prosecretario del juzgado de Bonadio y la Policía hacia la casa del flamante arrepentido. Las fotos del grupo rumbo a ese operativo circularon el jueves por todos los portales y canales de TV.
Cuando llegaron, se encontraron con la mujer de Centeno. “¿Qué cuadernos?”, preguntó ella ni bien su marido entró y le dijo lo que estaban buscando. Centeno fue directo a un ropero. Revisaba una y otra vez el mismo estante. Aseguraba que se suponía que era allí, debajo de unas carpetas con documentos, donde él los había dejado.
“¿Pero no te acordás que los habías quemado?”, le dijo entonces su mujer, mirándolo fijo a los ojos.
“Sí”, contestó Centeno, que explicó entonces que debía llamar a alguien más que podía aportar información, pero no tenía su teléfono. Iba a pedirle el número a su hija.
En ese punto, Stornelli y el prosecretario de Bonadio, cansados de las vueltas, coincidieron en que así no iban a llegar a ningún lado: le dijeron a los policías que revisaran toda la casa. No encontraron nada. Volvieron a los autos y marcharon todos a un segundo destino: la supuesta casa del cuñado de Centeno en Bella Vista. Era una vivienda muy precaria, con olor rancio, parecía abandonada. Ahí tampoco estaban los cuadernos. Stornelli se hartó. “Péguenme un tiro, pero yo no los tengo”, se disculpó Centeno.


Domingo, 5 de agosto de 2018

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