Sábado, 29 de Marzo de 2025
29/03/2025 16:40:35
Elecciones 2025
Las disputas por los liderazgos

El antecedente más inmediato, en la historia política local: la pelea por la jefatura del peronismo Libreño, en los años 90. Javier “Tata” Sigilio y Ana Miño, más que las candidaturas a intendente, de sus respectivas fuerzas políticas, pujan por los liderazgos y la autonomía de sus propias decisiones. “Tincho” Ascua y “Peteco” Vischi, desafiados en su autoridad política, por la propia tropa. “En la guerra por Esparta, o se está de un lado, o se está del otro”

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Miércoles, 26 de marzo de 2025

Transitábamos, los inicios de los años 90 en Paso de los Libres. Gobernaba la Argentina, Carlos Menem (PJ). Eran tiempos, de la partidocracia, y en que las identidades políticas, estaban fuertemente arraigadas en los partidos y en la sociedad. Todavía, las grandes alianzas electorales, como hoy se las conoce, eran impensables, lejanas.

El Partido Justicialista se instaló en el gobierno municipal, en 1991 y mantuvo una hegemonía política, durante 10 años, hasta que fue desalojado, del poder, producto de sus desavenencias internas.

Durante los primeros años de esa década, se mantuvo una conducción política, bicéfala, en la cual, convivían, Fernando Lahoz, intendente (1991-1993), y el entonces, conductor del peronismo Libreño, Ángel Francisco Pardo.

Los resonantes triunfos electorales del PJ, convirtieron a Paso de los Libres, en la “Capital Provincial del Peronismo”. La importancia del Justicialismo Libreño, fue tan vital, que en el año 1993, la dirigencia pejotista, coronó en la lista provincial, al primer Senador Provincial, y su vez, Presidente del Partido Justicialista Correntino, Ángel Pardo y como primer Diputado Nacional, a Fernando Lahoz. Éste último, llegó a ser precandidato a Gobernador, por la entonces lista “Convergencia Peronista”, pero finalmente, Carlos Menem, se inclinó nuevamente por el Goyano, Alberto Di Filippo; pero eso es otra larga historia.

La preponderancia alcanzada, en aquella época, por el PJ, llevó a una disputa por el liderazgo local. Estaba claro, que “el peronismo, no admitía, dos liderazgos”. Lahoz, comenzó a construir un espacio propio.

Las tensiones, comenzaron a aumentar entre ambos dirigentes, a tal punto, que con sus respectivos candidatos locales, concurrieron a internas partidarias.

El final es conocido, Lahoz, participó como candidato a intendente, por afuera del Justicialismo en el 2001, (Nueva Dirigencia), y la estructura del PJ, llevó candidatos, sin alianzas electorales, y terminaron perdiendo la comuna.

La derrota electoral del peronismo, no solo llevó a concluir una etapa histórica, sino que el cataclismo político, sepultó a los dos liderazgos, ni uno, ni otro predominó.

Los años pasaron, en el 2005, llegó Eduardo “Peteco” Vischi (UCR), a la jefatura de la comuna, con una amplia alianza, en la que aglutinó desde la izquierda, pasando por peronistas, hasta partidos conservadores, pero recién el poder lo empezó a consolidar con su reelección en el 2009, logrando casi el 73 % de los votos.

“Peteco” mantuvo un liderazgo férreo, por casi 20 años, todas las decisiones políticas, de su partido y de la alianza, no salieron jamás de su esfera. La subestimación al adversario político, y la arrogancia política, de la alianza gobernante, provocaron el regreso del peronismo al municipio en el 2017. Dicen en el entorno de Vischi, que esa derrota “es algo que nunca logró perdonarse a sí mismo”.

El radicalismo Libreño, tuvo que volver al llano y adaptarse a su nueva realidad.

En el 2018, un grupo de radicales, encabezados por Susana Espinosa y Edgardo Vischi, conformaron el sector “Radicales Libres”, inicialmente desafiaban, la jefatura de “Peteco”, planteando nuevas prácticas partidarias, pero todo quedó en las buenas intenciones.

Su autoridad política recién comenzó a resquebrajarse el año pasado, cuando intervino directamente en la interna radical, local, en favor de la actual, Presidenta del Comité de la UCR, Tania Bonpland, y en detrimento, de su otrora, hombre de confianza, José “Chelo” Sincovez.

Su núcleo político, empezaba a agrietarse, más allá del desplazamiento de Sincovez, y de ser una pieza clave en la estructura partidaria, éste, no dio muestras de querer dar pelea interna y dio un paso al costado.

En ese contexto de tironeos, la concejal, Ana Miño (UCR) y un grupo dirigencial, se alineó con Sincovez, y fueron distanciándose paulatinamente de “Peteco”, y acercándose más al Gobernador, Gustavo Valdés.

Las diferencias fueron escalando, y Miño fue mostrando más autonomía, a la hora de tomar decisiones.

La edil, a fines del año pasado, blanqueó sus aspiraciones de ser la candidata a intendenta por la Unión Cívica Radical, pero a diferencia de Sincovez, fue evidenciando más vocación de poder y de liderar un espacio, algo de lo cual, Eduardo Vischi, fue tomando nota.

Ahora, la pulseada por la candidatura a intendenta, está planteada, entre ella o Susana Espinoza, actual Directora del Hospital San José. Valdés, también alienta esta jugada, en definitiva, siempre jugó a dos puntas.

Eduardo Vischi, niega que impulse la precandidatura de Espinoza, pero claramente, la movida es funcional, a su estrategia, para arrinconar a Ana Miño.

Ana Miño, redobló la apuesta, y ratifica ante cada micrófono que se le ponga por delante, que la única candidata a intendenta por la UCR, es ella. Para llegar a ese propósito, deberá sortear el campo minado, que tiene por delante y demostrar capacidad de liderazgo, que se logra con templanza. Después de todo, en la política, nadie regala espacios generosamente.

En la vereda de enfrente, la historia reciente del peronismo local, tampoco es un cuento de hadas.

Martín Ascúa, llegó al gobierno municipal, atropellando el alambrado con púa, que le puso, la propia estructura del PJ, que lo rechazaba. Hasta el mismo Camau, candidato a gobernador, entonces (2017) lo ninguneó como candidato a intendente.

Su poder político territorial, recién lo solidificó en el 2021, cuando logró su reelección, en una remontada electoral, histórica.

Consolidado ese espacio, se catapultó como candidato a gobernador, para estas próximas elecciones, representando al PJ.

De manera impensada, un año atrás, y cuando todo se encarrilaba, hacia la unidad del peronismo, la salida del municipio, del Secretario de Gobierno, Javier Sigilio, y a la vez, precandidato a intendente, provocó la ruptura de la relación de éste, con su otrora jefe político. El episodio, que provocó su alejamiento, es historia conocida.

Sigilio, luego de su renuncia, pensó en alejarse de la carrera por la intendencia, pero tras la repercusión política que tuvo, su salida del gobierno, se sintió empoderado y decidió proseguir con su campaña electoral, pero esta vez, con más independencia. Ya las decisiones corrían por su cuenta, jugaba a todo o nada.

Por su línea discursiva, no cuestionaba a la gestión de la que él formó parte, casi siete años, pero si, apuntaba al personalismo de Martín Ascúa, para tomar decisiones, entre otras, la definición de los candidatos. No parecía disputarle a Miguel Arias, la candidatura a intendente, sino al propio Ascúa, su liderazgo. El jefe comunal, captó la intención.

La determinación por el candidato a intendente, fue en febrero pasado, el hombre elegido por Ascúa, para representar al Partido Justicialista, fue Arias.

El “Tata”, intuyó, que la balanza, no se iba a inclinar a su favor.

Le quedaba el camino de la elección interna, de la que nunca confió como herramienta para resolver la candidatura.

A fin de cuentas, había dado señales, anticipadamente, de que no concurriría al llamado de internas, al no convalidar con su presencia, la visita de los interventores del PJ, en octubre del año pasado a Paso de los Libres.

Convencido de que puede dar pelea, con posibilidades, decidió competir por afuera de la estructura del Partido Justicialista. Su futuro, va depender del rumbo político que tome. Construir una alternativa, por afuera del peronismo, nunca llegó a buen puerto, en términos de antecedentes políticos. Habrá que ver.

Una certeza existe, el PJ, no le dará la boleta a gobernador, de Martín Ascúa. Cabe ver ahora, como reconfigurará su discurso político, con relación a la administración municipal, de la cual fue parte, meses atrás y como tejerá alianzas, que lo respalden.

Vischi y Ascúa, están en las antípodas del pensamiento político e ideológico, el uno del otro. Pero, saben percibir con claridad, cuando su autoridad política es desafiada.

El tránsito hacia las elecciones, va ser duro. En estas pugnas internas, el reclamo de lealtades juega un papel dominante, cuando se trata de dirimir poder; porque los dos saben que “en la guerra por Esparta, o se está de un lado, o se está del otro”.

Por Ignacio Villanueva






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