Miércoles, 18 de Diciembre de 2024
18/12/2024 11:39:46
El gorgonopsio habitó la Tierra hace 270 millones de años
Hallan al más antiguo de los antepasados de los mamíferos

Pisó el planeta incluso antes que los primeros dinosaurios. Se parecía a un perro, aunque no tenía orejas y ponía huevos. Además, se destacaba como predador, dotado de unos temibles dientes de sable.

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Miércoles, 18 de diciembre de 2024

La paleontología continúa dando sorpresas y lo hará por mucho tiempo. La premisa es sencilla: la vida en la Tierra fue mucho más rica de lo que la humanidad apenas puede imaginar. Esta vez, la novedad llegó desde Mallorca, donde un equipo de científicos descubrió al antecesor más antiguo de los mamíferos. Se trata de un gorgonopsio que habitó este planeta hace unos 270 millones de años y formó parte de la línea evolutiva que, 50 millones de años más tarde, daría origen a los mamíferos. Tenía el tamaño de un perro o un pequeño caballo, pero poseía características peculiares. Por ejemplo, no tenía orejas, pero sí estaba dotado de dientes de sable, sangre caliente y ponía huevos. El trabajo, llevado adelante por investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont y el Museo Balear de Ciencias Naturales, fue publicado en la revista Nature Communications.

A diferencia de otros casos, el hallazgo se destaca por una cantidad considerable de restos fósiles (cráneo, vertebras, costillas y fémur) y porque, hasta el momento, es el más antiguo alguna vez reportado. El ejemplar, que pudo ser reconstruido luego de tres campañas en Mallorca, tenía un tamaño medio y se calcula que medía aproximadamente un metro. Los gorgonopsios fueron unos animales que, con sus dientes de sable, anticiparon a los mamíferos. De hecho, gracias a esta característica, tal vez recuerden a seres más cercanos al presente como los tigres diente de sable, que se extinguieron 11 mil años atrás.

En efecto, los gorgonopsios son tan antiguos que dejaron sus huellas en este mundo antes de que pudieran hacerlo los majestuosos dinosaurios. Así lo refiere Sebastián Apesteguía, investigador principal del Conicet en la Fundación de Historia Natural Felix de Azara: “Se relacionan a nosotros, a los mamíferos. El grupo al que pertenecemos se denomina sinápsidos, que tuvo su primera oportunidad en el mundo entre los períodos Carbonífero y Pérmico. Luego, a lo largo del Triásico, cuando surgieron los dinosaurios, el papel de los sinápsidos quedó relegado”. Y continúa: “Dentro de los sinápsidos, los gorgonopsios quizás sean los más espectaculares, porque son predadores, del tamaño de un pequeño caballo y con el desarrollo de enormes cráneos con dientes de sable”, sostiene a Página 12 uno de los paleontólogos de mayor referencia en el país.

Como sus patas se disponían de manera vertical, se cree que su andar respondía a una combinación que los emparentaba tanto a los reptiles como a los mamíferos. Este aspecto los convertía en individuos mejor adaptados al ambiente para actividades como caminar y correr. “Sus características nos muestran que eran animales ágiles, que podían correr, con una zona anterior de pecho y brazos bastante robusta, y todo remataba en una cabeza muy importante. Su anatomía sugiere que eran animales de sangre caliente y quizás muchos de ellos tuvieran pelos, que heredamos nosotros los mamíferos”, destaca el científico argentino.

Tanto los reptiles como los mamíferos son animales que, originalmente, ponían huevos en tierra; una diferencia notable con los anfibios que para desovar necesitan volver al agua. “Con el tiempo, algunos de los sinápsidos tuvieron una mutación que retenía el huevo adentro del cuerpo y no se podía desovar. Esa incapacidad de desovar dio origen a los mamíferos placentarios que dan a luz a las crías vivas”, explica.

En un lugar impensado
El descubrimiento también destaca por el sitio en donde fueron localizados los restos. Y se diferencia de los hallazgos previos, en la medida en que la mayoría de los anteriores habían sido ubicados en sitios como Rusia y Sudáfrica. De aquí la hipótesis de un recorrido aún más extenso realizado por este animal en su proceso de poblamiento de la Tierra, cuando la división de continentes no era tal, sino que todos los seres vivos convivían en una enorme masa continental denominada Pangea.

En esta línea, destaca Apesteguía: “Hasta ahora se venían encontrando en otras latitudes, por ejemplo, se conocen muy bien los de Sudáfrica y los de Rusia, es decir, al tope del norte y del sur. Sin embargo, se sabía muy poco de ellos en latitudes intermedias y más cálidas”. Y completa: “Además son restos de los más antiguos y esto es importante porque podría sugerir que se podrían haber presentado por primera vez en zonas cálidas y luego en su distribución recién incluir las frías”.

En aquel momento, los territorios en los que actualmente está Mallorca, era una zona ecuatorial con climas que combinaba estaciones muy húmedas y con otras muy secas. Los gorgonopsios compartían el ecosistema con los captorrínidos moradisaurinos, un grupo de reptiles herbívoros similares a los lagartos del presente, que probablemente servían de cena para los primeros.

Nueva pieza del rompecabezas
Los gorgonopsios deben su nombre a las gorgonas, un monstruo femenino (asociados con las populares medusas) que, de acuerdo a la mitología griega, tenía la capacidad de petrificar a quienes osaban mirar a sus ojos de manera directa. Más allá de la comparación con el aspecto de los perros o de caballos pequeños, sería raro que alguien pudiera adoptar, en pleno siglo XXI, a un gorgonopsio de mascota.

Con este hallazgo paleontológico, se suma una nueva pieza del rompecabezas evolutivo. Ese árbol que construye la ciencia desde hace siglos y que, sin embargo, aún está plagado de interrogantes. “Desde que Darwin presentó la Teoría de la Evolución, todo lo que ha hecho la paleontología es aportar claridad a nuestro entendimiento de la biología, es decir, a saber cómo surgieron los organismos que nos acompañan, dónde lo hicieron y cómo se movieron los continentes para llevarlos encima. Esta disciplina da pistas todo el tiempo para entender esa historia, que también es nuestra historia”, subraya Apesteguía.


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