A tres semanas de las "megaelecciones", aumentan los casos de coronavirus
La paradoja chilena: avanza la vacunación y suben los contagios
Santiago junto a otras ciudades del país vuelven a confinarse esperando de alguna forma domar a una pandemia que no ha dado respiro al gobierno de Sebastián Piñera.
Domingo, 21 de marzo de 2021
A pesar de ser uno de los líderes globales en número de vacunaciones, Chile vive —al mismo tiempo— una tercera ola de contagios que iguala a las peores cifras del año pasado. Una evidente paradoja que tanto gobierno como Ministerio de Salud, que ha evitado expresarse en términos de “oleadas”, han buscado enfrentar potenciando internacionalmente la gestión del presidente Sebastián Piñera y retrocediendo ciudades como Santiago o Valparaíso al confinamiento total.
Y es que la paradoja ha sido la marca registrada del manejo de la crisis sanitaria en Chile que ya cumple un año, con el plan “Paso a Paso” que restringe movimientos y apertura de espacios, pero que van variando cada semana dependiendo de los indicadores de contagio de ciudades y regiones. Pero al mismo tiempo se otorgan permisos para desplazarse a trabajadores de industrias como la inmobiliaria lo que hecho que prácticamente no se detengan la construcción de edificios. También sucede con los controles policiales, anunciados como inflexibles en la TV pero que en la realidad son casi inexistentes, incluso en horario de toque de queda donde los automóviles se siguen desplazando. O los permisos de vacaciones que terminaron en playas y restaurantes repletos este verano al mismo tiempo que comenzaban a dispararse los contagios.
El resultado de esto es inquietante: 29.540 fallecidos (incluyendo casos sospechosos atribuidos a la covid-19), 7.084 contagios nuevos registrados el sábado (la cifra record desde el inicio de la pandemia), las hospitalizaciones en UCI llegan a su mayor capacidad y hay casi 50 mil casos activos totales. Indicadores que, siguiendo con esto de las contradicciones, chocan con los 5.596.657 vacunados con la primera dosis y 2.867.453 con la segunda, que de todas formas están lejos del objetivo de los 15 millones que el gobierno espera concretar.
El Santiago de la Marmota
Recorrer Santiago este fin se semana es como volver al invierno del año pasado. No sólo por las sorpresivas bajas temperaturas y días nublados —en lo que los meteorólogos han calificado como el verano más frío de los últimos diez años— sino por el retorno a la Fase 1 donde el confinamiento es notorio con el cierre de restaurantes y centros comerciales, el poco tránsito y cierto pesar de los pocos transeúntes que se desplazan.
La gran diferencia es el sector de la llamada “Plaza de la Dignidad”, epicentro de las grandes protestas que paralizaron al país antes de la pandemia e iniciaron, entre otros hitos, el proceso constituyente. Primero se quitó la estatua del cuestionado general Manuel Baquedano, que a fines del siglo XIX triunfó como comandante en jefe del ejército en la guerra contra Perú y Bolivia y dirigió a Ocupación de la Araucanía (eufemismo para llamar al exterminio de mapuches). La razón es que era vandalizada por quienes protestaban, pero también permitió cerrar el perímetro con mil uniformados que buscan impedir las protestas. Esto ha llevado a filas kilométricas de autos que no pueden moverse debido al cierre de calles, ya que la policía desvía el tránsito al mismo tiempo que jóvenes que protestan amenazan con piedras a los autos, curiosamente con el mismo tono de voz de los carabineros, generando un contraste impactante con la solidaridad de los encapuchados que apenas dos años antes eran capaces de mover barricadas para que los vehículos pudieran transitar.
A tres semanas de las elecciones
El panorama es incierto a tres semanas de las llamadas “megaelecciones” donde se votarán constituyentes (aquellos que redactaran la nueva constitución que reemplazará la de 1980), municipales y gobernadores regionales. Aún no está claro si se postergarán o se intensificarán las medidas de seguridad. Algo que también podría afectar las presidenciales del 21 de noviembre donde se sumó como candidato Gabriel Boric, uno de los líderes universitarios fundadores del movimiento Frente Amplio y que ahora forma parte de Convergencia Social. Un personaje que genera sentimientos encontrados entre la misma generación que apostó por ellos, ya que, si bien es una persona de ideas claras y progresistas, también se percibe como díscolo sobre todo al momento de negociar con la derecha.
“Los infelices” del gobierno
Uno de los episodios más comentados de esta semana la protagonizó Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico, a quien la revista Time nominó como una de las líderes para este año con texto de la ex presidenta Michelle Bachelet incluido. En una entrevista con el podcast La Cosa Nostra, la médica se sinceró sobre su percepción del manejo de la pandemia por parte del gobierno, diciendo que ha sido imposible lograr acuerdos, que el exministro de salud Jaime Mañalich —el que señaló que el virus podía volverse “buena persona”— seguía teniendo influencia en Piñera al punto que éste repetía a los cinco minutos las “leseras” (tontería) que tuiteaba y que el actual, Enrique Paris, con tal de mantener el cargo “está disponible para tragarse todas las del gobierno”, recibiendo presiones económicas, políticas y hasta de la Iglesia. Esto último, debido a que autoridades católicas chilenas —que han mantenido un silencio sepulcral durante el llamado “Estallido Social” y la brutalidad policial que dejó a centenas de jóvenes mutilados ocularmente— criticó las restricciones fijadas del gobierno especialmente para la celebración de misas en la Semana Santa.
“Yo soy más de la idea de que el gobierno es el que dirige la pandemia. El Segundo Piso, los asesores, unos ingenieros que tienen por ahí revoloteando, que se las dan de epidemiólogos y que finalmente ellos cortan más el queque (“toman decisiones”), agregó la cirujana que ha hecho carrera en la salud pública.
Pero lo más fuerte de la entrevista de Siches, además de sus análisis sobre la insensibilidad de la clase empresarial, que siguen adelante con proyectos extractivitos en el sur fue cuando reconoció la mala relación del Colegio Médico y el Gobierno: “Yo personalmente la he pasado bien mal con este gobierno. Nosotros ahora con todo lo que ha pasado en la pandemia estamos pero en guerra campal con el gobierno …. yo que he sido súper señorita, voy a todas las reuniones y me saco fotos con todos los infelices, nos han pasado goles, ni una cuestión gremial… yo les digo a mis colegas de derecha: Oye, este es el peor gobierno que le ha tocado a la medicina en Chile. ¡El peor!... Ningún gobierno nos había tratado tan mal. Y en medio de la pandemia, nosotros cuidando a los pacientes… ¿Tú crees que nosotros vamos a hacer un paro? ¡Jamás vamos a hacer un paro! ¿Por qué? Porque el paro va a matar a los pacientes, que no son de ellos, son del pueblo, son pobres, y ahí sí que yo tengo una raya cruzada en que es imposible… Son lo peor”.
Lo más delirante de la entrevista, que ya ha sido criticada por el gobierno e incluso por un par de colegas del Colegio Médico es que ella, quien está embarazada, dijo con un humor negrísimo: “¡Me van a matar después de este podcast! Pero lo bueno es que me voy de prenatal”.
Domingo, 21 de marzo de 2021