Las autoridades del geriátrico extremaron todas las medidas de seguridad sanitarias y adquirieron un equipo denominado “Barrera de Desinfección Humana”. Una semana antes de que decretase el gobierno nacional la cuarentena obligatoria, ya se habían suspendido las visitas de familiares, como así también todo tipo de actividades recreativas. Las personas ajenas a la residencia, solo mantienen contacto en la puerta. Todo lo que ingresa, llámese paquetes o bolsas se desinfecta. Hasta las sábanas de las camas se pasan primero por agua hervida, antes de entrar al lavarropas. Una lucha minuto a minuto, con las precauciones más minuciosas del equipo de salud y personal del geriátrico, para cuidar a nuestros mayores.

              

Viernes, 24 de abril de 2020

Si hay algo que sabemos con certeza de esta pandemia de Coronavirus, pese al exceso de información, es que las personas de más de 60 años, y especialmente las de más de 80, son particularmente vulnerables a las afecciones graves o mortales.

La Residencia Adulto Nuestra Señora de Itatí, se encuentra ubicada en el centro de nuestro ciudad, más precisamente en la callen 546.

Una semana antes de que el gobierno nacional decretase el aislamiento social y preventivo obligatorio (20 de Marzo), y cuando la pandemia del Coronavirus se venía como una avalancha en esta región del planeta, el geriátrico se adelantó y suspendió las visitas de familiares a los mayores, hasta nuevo aviso, como así también se cortaron todas las actividades recreativas, llevadas a cabo por Profesores de Gimnasia y Música.

El lugar es antiguo, pero bien cuidado y con amplios espacios.

En la actualidad residen cuarenta (41) personas mayores.

El equipo del personal de asistencia está compuesto por diecisiete (17) personas. Forman parte, un (1) médico, cinco (5) enfermeras, y seis (6) asistentes geriátricos, sumado a dos (2) personal de limpieza, un (1) cocinero, una (1) asistente social y una (1) nutricionista.

Sobre este último punto, dos aspectos importantes para resaltar, en función de las medidas extremas que se tomaron para salvaguardar la vida de los mayores.

El primero es que nadie del personal de la Residencia, presta servicios en otra repartición pública o institución privada de salud, ello reduce las posibilidades de riesgo de contagio, y transmisión del virus.

El segundo, es que en las capacitaciones que brinda el PAMI, se remarca y exige al personal de la Residencia, que cumpla su trabajo, regrese a su hogar y evite participar de cualquier evento social y familiar. Sin mencionar que cumplen estrictamente el uso de las normas sanitarias (alcohol en gel, barbijo del personal, etc.).

Otro punto sobresaliente en la atención a los adultos mayores, es el número de médicos sobre cantidad de residentes. PAMI recomienda en su protocolo, un (1) médico cada 45 internados, con lo cual el geriátrico está óptimamente cubierto.

El único espacio compartido es el comedor para el almuerzo y cena, donde se respeta rigurosamente la distancia social, y se maximizó la limpieza de cubiertos.

Los baños son comunitarios, lavándose permanentemente con lavandina.

En cuanto a las habitaciones, el promedio es tres (3) adultos por cada una de ellas.

Las sábanas para su limpieza, se pasan por agua hirviendo primero, antes de entrar al lavarropas.

Si algún familiar desea alcanzar algo a un residente, el contacto se reduce a lo más mínimo, solo en la puerta se alcanza el paquete o bolsa, que inmediatamente se desinfecta con agua y alcohol.

La Residencia Nuestra Señora de Itatí adquirió una “Barrera de desinfección Humana”, consistente en un equipo para la desinfección de personas que se mueven de un sector no controlado a uno controlado.

Este equipo genera una fina niebla desinfectante alrededor de la persona, a través de aspersores y un detector de movimiento.

La única salida permitida a los residentes, es por urgencia e internación médica, nada más. De existir un caso que amerite la internación en el hospital público o privado, al regresar el adulto mayor deberá estar aislado, cumpliendo la cuarentena, en una habitación que ya la residencia tiene preparada.

Por suerte la salud de los adultos mayores acompaña en este momento.

Muchos son conscientes de la situación reinante, pero no escapa que alguno de ellos sufre la angustia de no poder recibir la visita de los más queridos, y la desazón de no saber cuánto tiempo se va prolongar estas duras, pero necesarias medidas. Otros ya más ancianos, no perciben la realidad, producto del avance del Alzheimer o la Demencia Senil.

La buena y excelente predisposición del personal es notoria, en esta situación delicadísima, pero aún resta transitar un combate más difícil… el frío invierno que se avecina, y todas las consecuencias en la salud que conllevan (neumonía, distintas afecciones respiratorias, etc) sobre este grupo de riesgo.

La lucha titánica para evitar que el COVID-19, penetre en la Residencia, es minuto a minuto, día a día, en una prolongada batalla, que no todavía no avizora final.

Por Ignacio Villanueva

Viernes, 24 de abril de 2020

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